Viajar a París con niños a veces te quita las ganas de hacer planes que, si fuéramos solo los adultos, haríamos sin problemas. Visitar un museo puede ser una de esas actividades que muchos descartarían, ya que si los niños no están acostumbrados y no se portan adecuadamente, puede ser incómodo, pero os aseguro que, bien preparado, puede ser una actividad de lo más placentera para ellos y que nosotros también vamos a disfrutar.
Hoy os voy a hablar de la visita que hicimos al Centre Pompidou este verano en París con niños. Nuestras hijas están bastante acostumbradas a ir a museos, pero es verdad que cada vez que vamos preparamos muy bien la visita.
Lo primero que yo hago es un pequeño libro con las obras más importantes que vamos a ver en el museo: suelen ser las más representativas de cada sala, las que más les van a llamar la atención o las más famosas; llevan además pegatinas o un lápiz y así, cada vez que descubren una obra, lo anotan en su librito. Es una caza del tesoro.
Otra cuestión que es fundamental son las audioguías. En el Pompidou es una aplicación que te descargas en el móvil. Para mi gusto, poco cómodo, ya que tienes que ir con el móvil pegado a la oreja y si no tienes buena conexión a la wifi te pierdes muchas cosas.
Cuando fuimos nosotros, pudimos ver las exposiciones de Beat Generation, una retrospectiva del movimiento literario, Paul Klee, Un art pouvre, el fotógrafo Louis Stettner y Pierre Pardin, entre otros.
Además tiene un pequeño espacio dedicado a los niños, la Galerie des Enfants, un lugar abierto para que los niños cultiven su visión sobre la creación a través de la observación y la experimientación. Cuando fuimos nosotros, los niños y niñas podían ver y participar en la exposición-taller imaginada creada por el artista francés JR, para que descubran la fotografía contemporánea. JR recorre el mundo en busca de sus habitantes, de París a Kibera, Kenia, de Londres a Kesennuma, Japón. Expone sus obras —realizadas con la técnica del collage fotográfico y el tema del retrato— en las paredes y lugares de todo el mundo para llamar la atención de aquellos que nunca han entrado en un museo o una galería.
Poco a poco los niños van aprendiendo a disfrutar de los museos, a entender el arte e inspirarse con los artistas que van conociendo. Al final es una alternativa de ocio que les inculcamos desde pequeños, interés por lo que tienen alrededor y un bagaje cultural que depositan en su mochila. ¿Os atrevéis a visitar París con niños e ir más allá de Disneylandia?