La sentencia de ayer con respecto a los miembros de “la manada” me ha dejado claro dos cosas:
- Que el sistema patriarcal se mantiene ejerciendo opresión a las mujeres en el ámbito de la Justicia: no se considera agresión sexual porque no ven indicios de violencia ni intimidación (les parece que cinco hombres contra una chica de 18 años en un portal no es intimidatorio, ni aunque le taparon la boca, ni aunque ella mantuviera una actitud pasiva). Por lo que si una mujer está siendo violada, para que se considere agresión sexual, debe provocar ser golpeada.
- Que las personas no tienen ni idea de lo que es una relación sexual sana. Por ello, inicié la petición en Chang.org para que se incluyera de forma obligatoria educación afectivo sexual en Secundaria.
En vista de que el primer punto está ampliamente desarrollado en medios, me voy a centrar en el segundo punto.
Es desolador pensar que hay jueces y personas que consideran relaciones sexuales consentidas y normales a una situación en la que cinco completos desconocidos penetran a una chica de 18 años en un portal mientras le tapan la boca y le roban el móvil, en el que no se vislumbra en ningún momento el respeto y el interés por el bienestar de la chica. Veamos: las relaciones sexuales deben ser algo completamente consensuado en el que se debe tener muy en cuenta la afectividad, ya que es una situación en la que se desea compartir un momento con otra persona, y en el que el placer sexual de todos los integrantes está presente. Dos o más personas pueden encontrarse una noche y querer practicar sexo, pero si la idea es tener un encuentro con personas, y no masturbarse (que podría ser otra opción), es porque ese encuentro tiene en cuenta la afectividad y compartir un momento íntimo. En ese encuentro íntimo, aunque sea esporádico, las personas tienen que estar pendientes de las emociones y sentimientos que experimenta su compañera o compañero. Los besos, las caricias y tener presente los sentimientos de las personas, es la afectividad. En el otro lado está la prostitución y la pornografía, industrias androcéntricas centradas en el placer sexual del hombre, que nos enseña que el sexo es únicamente penetración y que el único que tiene el control es el hombre.
La sexualidad tiene dos funciones: el placer y la comunicación. En una situación como esta, la chica no obtiene ni placer ni comunicación: ni siente bienestar, ni disfruta, ni recibe ternura o cariño. Es importante enseñar a los adolescentes y, por lo visto, a toda la sociedad, que en las relaciones sexuales, incluso esporádicas de una noche, está presente la afectividad. Que las chicas o chicos que quieren compartir un momento con otra persona, en ese momento tienen que tener muy en cuenta los deseos, las opiniones, y sobre todo, el bienestar físico y psíquico de la persona que tienen al lado. Por supuesto que se puede tener sexo en grupo de forma espontánea y esporádica, pero si son cinco chicos contra una, hay que tener muy claro que esa una está en plenas facultades, que desea mantener esa relación y que ha dado su consentimiento no solamente con un sí verbal, sino con iniciativa propia. Porque, efectivamente, no es NO, no me apetece es NO, ahora no es NO, el silencio es NO, una actitud pasiva es NO, un sí bajo coacción, es un NO. La ausencia de un sí explícito, libre, verbal y en actos, es un NO.
Y además, la construcción del placer femenino se elabora a partir del masculino, y algunos piensan que todo lo que para ellos es placer y disfrute, también lo es para ellas. Es fundamental que nos centremos en educar los niños, adolescentes y hombres en el consentimiento, centrar el foco en ellos y empezar a insistir sobre los únicos culpables de las violaciones.
Así que está claro que es fundamental educar en la afectividad y sexualidad, por lo que te pido que firmes esta petición para que haya una educación afectivo sexual obligatoria en Secundaria, YA.