Cuando mis hijas me pregunten qué hice el 8 de marzo de 2018, durante la primera convocatoria oficial de huelga de mujeres, podré decirles con orgullo que hice huelga de trabajo, de consumo y de cuidados durante 24 horas, que me manifesté y que de esta forma reivindiqué una sociedad más justa:
Por las mujeres que desean hacer huelga pero no pueden porque su situación profesional o personal es precaria y difícil.
Por las mujeres que no quieren hacer huelga porque no creen en ella.
Incluso por las mujeres que ni siquiera creen que necesitamos luchar por una sociedad mejor porque son incapaces de ver la opresión y los privilegios de los hombres.
Porque solo implicándonos se han conseguido las cosas, y yo voy a parar por todas las mujeres del mundo, aunque ni ellas mismas crean que es necesario ni importante.
Mujeres de más de 150 países vamos a hacer huelga el próximo 8 de marzo. Mujeres diversas, de todas las clases sociales, razas o diversidad sexual. Esto es una lucha de las mujeres de todo el mundo que exigimos un cambio, porque, estimadas lectoras y lectores, ser feminista no es nada fácil y requiere no solo definirse a sí misma como tal, sino también reivindicar y luchar cada una en la esfera que nos corresponde.