Hoy es el día del libro infantil, y por este motivo os quiero hablar de la responsabilidad que tienen las personas que escriben ficción con respecto a este asunto. Porque no podemos olvidar que a nuestras criaturas no solo las educan su madre, su padre o los docentes, si no que toda la sociedad educa, y los referentes culturales y la ficción les otorgan modelos de cómo tiene que ser una chica y de cómo tiene que ser un chico. De nada sirve una educación en igualdad si luego va a llegar Cenicienta o Crepúsculo a contarle a nuestras criaturas que las mujeres son dóciles y obedientes y que deben sucumbir a los mitos del amor romántico. ¿Conocéis el efecto Scully? La aparición de personajes femeninos fuertes y competentes en áreas científicas ha inspirado a muchas chicas a elegir carreras STEM en la universidad, lo que ha impulsado la presencia femenina en áreas que eran casi exclusivamente masculinas. Esto es perfectamente extrapolable al efecto inverso: la cantidad de niñas y mujeres que se han identificado con personajes femeninos sometidos y manipulables.
Así que la entrada de hoy está dirigida a esas personas que dedican su esfuerzo y talento a crear ficción.
Uno de los estudios más recientes sobre los estereotipos de género en la literatura infantil se llevó a cabo en la Universidad de Florida: analizaron la representación de personajes femeninos y masculinos (niñas y niños, seres humanos o animales) en los títulos y personajes centrales de 5.618 libros infantiles publicados a lo largo del siglo XX en Estados Unidos. Concluyeron que, en comparación con los personajes femeninos, los personajes masculinos se representan casi dos veces más en títulos y 1,6 veces más en los personajes centrales. Además, los roles o el poder de intervención de los personajes femeninos es realmente desigual con respecto a los personajes masculinos. ¿Cómo pueden las personas que escriben ficción corregir tantas desigualdades sin que repercuta en sus tramas? Sabiendo que hay múltiples lecturas dentro del análisis de cualquier obra de ficción, no está de más tener presentes una serie de máximas a tener en cuenta:
- Representando a personajes femeninos diversos. Que niñas y mujeres (seres humanos o animales) que aparecen en la historia se alejen de los estereotipos del perfil femenino: sumisas, dóciles, cuidadoras, complacientes… que sean chicas autónomas, independientes, y que toman decisiones. Tampoco nos valen las brujas y malvadas, ya que es otro estereotipo bastante común en la ficción infantil.
- Representando a personajes masculinos diversos. Que los niños y hombres que aparecen nos muestren perfiles diferentes que se alejen de la masculinidad hegemónica, esa en la que los personajes masculinos deben ser fuertes, valientes, sabios y agresivos. Los chicos también pueden ser sensibles, emotivos, débiles, cuidadores o responsables.
- En las tramas los personajes femeninos pueden tomar la iniciativa, ser protagonistas y resolver el conflicto. Los personajes masculinos también pueden ser un lastre, o aprender del personaje femenino.
- Intentar que los personajes hablen con un lenguaje inclusivo.
- Si hay desigualdades, hacer crítica sobre ellas e incidir en el modelo igualitario y las relaciones igualitarias.
- Eliminar los mitos del amor romántico: ni el amor es para toda la vida, ni hay que aguantarlo todo por amor, ni el amor hace sufrir, ni requiere de entrega absoluta, ni existe la media naranja, ni las personas se completan por amor, ni los celos es amor…
- Tratar con la sensibilidad pertinente escenas de violaciones o agresiones, para evitar normalizarlas, y procurar que detrás de esa violación o agresión exista una crítica o un porqué, y se evite la impunidad gratuita de este tipo de tramas.
- Huir del ejemplo de sociedad convencional, no todo son familias tradicionales: las hay monomarentales, monoparentales, de padres gays, madres lesbianas, familias recompuestas tras las separaciones… y la ficción debe recoger estas diferencias.
- Diversidad de orientaciones sexuales, identidades sexuales y ruptura de estereotipos en este sentido: ni todos los gays son sensibles ni todas las lesbianas son bordes.
- Estudiar el conjunto de la ficción a través de análisis como el test de Bechdel, el principio de Pitufina o el test de la lámpara sexy.
Para saber más, en mi libro Educar en el feminismo ;-).