Después de las noticias relacionadas con el productor de cine Harvey Weinstein (al que muchas mujeres acusan de agresiones sexuales), me ha llamado poderosamente la atención que muchísimas mujeres dentro del sector hayan sido tan valientes como para reconocer que también fueron víctimas de acoso, abuso o agresiones sexuales en sus inicios, tanto por parte de Weinstein como por parte de otros miembros de la industria (Björk acusa a Lars von Trier y otras actrices y modelos a otros productores, fotógrafos o directores) . Podréis pensar que el Hollywood frívolo puede dar lugar a este tipo de cosas, pero yo, que no me dedico a nada de eso, durante la adolescencia y juventud también fui víctima de acoso sexual, en diferentes espacios de mi vida. Yo y muchísimas mujeres que conozco. Con conocidos y desconocidos que utilizaban su situación de poder (ser hombre adulto blanco heterosexual) para hacerlo. Creo muy necesario que hablemos de este tema abiertamente para que las niñas que vienen detrás de nosotras lo hagan también. Porque casi todas (me aventuro a decir “casi” con la boca pequeña) hemos sido víctimas de acoso, abuso, o violaciones (en la calle, en el trabajo, en la familia, en cualquier entorno). Y eso significa que hay muchos hombres que acosan, abusan y violan. Por eso, tenemos que ser conscientes de que educar a los niños es fundamental para evitarlo. Porque solo ellos son los responsables de los abusos, acosos y violaciones. Únicamente ellos. Y es muy necesaria una campaña social dirigida a ellos: a los hombres adultos y a nuestros niños de hoy que serán hombres mañana. Muchos de ellos, hombres acosadores, abusadores y violadores si no hacemos algo al respecto.
Aunque ya escribí sobre cómo prevenir el abuso sexual en la infancia, y sobre las claves para educar a los niños en el feminismo, hoy voy a ir más allá y os voy a hablar de algo que parece obvio pero no lo debe ser tanto: cómo prevenir que nuestros niños sean futuros acosadores, abusadores o violadores. La cultura de la violación está tan instalada en nuestra sociedad, que muchas mujeres hemos normalizado el acoso y las agresiones sexuales.
Hasta ahora, la mayoría de las campañas que se hacen están dirigidas a que las mujeres se protejan, como si la culpa fuera nuestra. Se pone el foco en que mujeres y niñas tenemos que reaccionar. ¿Perdona? Ya es hora de que identifiquemos al culpable y las campañas se dirijan exclusivamente a él. Y cuando hablo de campañas, también hablo de educación: educar a nuestros niños para que no sean futuros abusadores, acosadores y violadores. ¿Cómo? Educándolos en el feminismo.
- Enseñándoles que a las niñas hay que respetarlas, siempre.
- Respetar sus decisiones. No permitir que se burlen, bromeen o critiquen las decisiones que cada niña o mujer toma de forma individual.
- Respetar su privacidad. Las niñas y mujeres tienen derecho a mantener privadamente lo que consideren.
- Respetar su espacio físico y comunicativo. Hay que ser muy firme contra las actitudes que muchos niños tienen en sus relaciones con las niñas: cuando les levantan la falda, les tocan sin su consentimiento, ocupan su espacio de juego, ocupan su espacio en el aula, o sus voces sobresalen por encima de las de las niñas.
- Enseñándoles que las niñas también son poderosas.
- Con referentes femeninos en el cine, los juegos, los libros, la vida. En su vida cotidiana tienen que tener referentes femeninos positivos y poderosos.
- Con niñas y mujeres a su alrededor que son escuchadas y tomadas en cuenta. Que hay que escuchar a las niñas y a las mujeres para saber qué es lo que quieren.
- Enseñándoles a ser generosos.
- Generosos con el placer, la asertividad, la empatía. Educarles para potenciar la inteligencia emocional es fundamental, para que sepan ponerse en el lugar de las niñas, para que aprendan a decir las cosas sin herir y para que no busquen exclusivamente el beneficio propio.
- Generosos para que sepan que no son el centro del universo. Evitar niños narcisistas que solo piensan en ellos mismos, su placer y su autosatisfacción.
- Generosos para saber que sus aficiones, gustos y deseos no están por encima de los de otras personas (dícese, niñas y mujeres).
- Enseñándoles a no ser violentos.
- No normalizar la violencia. Evitar o dosificar las escenas violentas y, sobre todo, advertirles que la violencia no es positiva nunca.
- No permitir que sean violentos ni agresivos, con nadie.
Esto son solo cuatro pautas muy básicas y sencillas para que nuestros niños, futuros hombres, aprendan a no acosar, no abusar y no violar. Algo tan obvio y tan necesario que nos hemos olvidado de hacer: sentido común y feminismo.