Hoy muchas parejas celebrarán el día de San Valentín, día en el que el sacrosanto concepto del amor adquiere dimensiones desproporcionadas. ¿Por qué el amor romántico tiene tan buena fama, y es uno de los motores para muchas personas? Si os fijáis, en casi todas las películas, libros, series, canciones y expresiones artísticas, el concepto del amor romántico está presente y explotado hasta el extremo.
El amor romántico son un conjunto de mitos que la gente asocia al amor de pareja, que generalmente son más perjudiciales que beneficiosos. Por eso, en la educación que le damos a nuestras criaturas, es fundamental deshacernos de todos ellos y que, según su nivel de entendimiento, vayan entendiendo para posibles futuras relaciones.
Hoy os muestro aquí seis mitos y cómo deshacernos de ellos, pero si queréis profundizar, más en el libro Educar en el feminismo.
Mito 1. Necesitamos a una persona para completarnos. Es el primero y el más perjudicial. Completamente falso. Conceptos como “media naranja”, o el “sin ti no soy nada”, nos hacen creer que el amor de pareja es indispensable, imprescindible y necesario. Una persona no se completa con una relación amorosa. Las personas en sí mismas son lo suficientemente poderosas como para pasar la vida entera sin pareja y realizarse plenamente. Por lo que este tipo de amor no debería ser un fin en sí mismo. Hay muchos tipos de amor que son igual, o más valiosos: la amistad, el amor materno/paternofilial, fraternal… es importante que no se insista a las niñas y niños desde que son pequeños en si tienen novia o no. Preguntarles o tratar ese tema durante la infancia les puede hacer creer que ese tipo de amor es más importante que cualquier otro.
Mito 2. Idealizar a la persona amada. Pensar que esa persona es “el amor de tu vida” o “la pareja ideal”, o que es perfecta, es muy perjudicial. Las personas tienen defectos y virtudes, incluso tu pareja. Lo que hoy te sirve, puede que mañana no lo haga. Y no pasa nada. El enamoramiento inicial puede durar años, y a veces ciega completamente, pero hay que ser consciente de que es un proceso natural que es difícil sostener en el tiempo. Cuando nuestras criaturas lleguen a ese momento, está bien acompañarlas para que aterricen en la realidad.
Mito 3. Posesión y celos. Pensar que cuando estás con una persona te pertenece, es perjudicial e incorrecto. Las personas, ni siquiera en las relaciones de pareja, pertenecemos a nadie. El nivel de compromiso de la pareja será algo consensuado, y sentir celos no es un signo de amor nunca, sino de posesión. Cuidado con confundir conceptos. A nuestros niños y niñas debemos educarles para intentar suavizar celos y sentimientos de posesión en general con las personas.
Mito 4. El amor dura para toda la vida. El amor no dura para toda la vida, aunque suene evidente, dura lo que dura. Hay parejas que se entienden bien y su relación puede durar, pero no es lo habitual. Tampoco el matrimonio, la vida en pareja o una relación estable deberían ser el fin último de una relación, ya que hay muchos tipos de relaciones. Creer que el amor dura toda la vida puede frustrar a muchas personas a las que no les funciona su relación, y eso puede generar vergüenza o incluso rechazo social. En la infancia y adolescencia, que sepan que las relaciones, de amistad y de pareja, duran lo que duran.
Mito 5. Entrega exclusiva. Creer que todas las aficiones, planes, deseos pasionales, románticos y eróticos se deben satisfacer con una única persona: la pareja. Pensar que la fidelidad es el termómetro con el que se mide la relación, o que solo se puede amar a una persona, son mitos que perjudican la libertad de las personas. Cada persona en su relación debe consensuar sus condiciones, pero sin olvidar nunca que las personas somos libres y autónomas. Con nuestras criaturas es extrapolable a las amistades: cuidado con esas amigas o amigos tóxicos. Y en la adolescencia, cuidado con esas parejas absorbentes y controladoras.
Mito 6. El amor de verdad, ni duele ni hace sufrir. El más necesario de enseñar a nuestras criaturas. Cuidado con las frases como “quien bien te quiere te hará llorar”. Por culpa de creer que el amor duele, hay parejas que llegan a normalizar el conflicto. Y niñas y niños tienen que aprender que si alguien les trata mal, esa persona no les quiere. Nada de “a este niño le gustas porque te ha tirado de las coletas”. Primero, los niños tienen que aprender a no molestar a las niñas y a no mostrar su afecto con agresiones, y segundo, las niñas tienen que aprender que cuando las están molestando o tratando mal, no las están queriendo.