Como ya sabéis los que leéis a las comecuentos, nos gusta mucho darle la vuelta a los cuentos cotidianos, buscarles finales alternativos si pecan de algo que no nos gusta, cambiar los argumentos o los diálogos, añadir o quitar personajes… con El misterioso caballero sin nombre tenemos tantas opciones que cada vez que leemos el cuento le encontramos un recoveco donde proponer el cambio, porque aunque Cornelia Funke ya le da la vuelta a las historias de caballeros y princesas, hay muchos elementos cambiables en el libro.

La princesa protagonista se llama Violeta, y su padre está empeñado en casarla con un caballero, por lo que organiza un torneo el día de su cumpleaños para que el vencedor se case con su hija. Como ya sabemos que ninguna niña ni ningún niño pueden ser un trofeo, entendemos que el papá de Violeta no está en sus cabales; y Violeta, como buena chica de nuestro tiempo, se niega a casarse de esa forma y se convierte en una caballera que será la ganadora del torneo.

La idea es bienintencionada para romper los roles establecidos de niños y niñas (ella consigue ganar al resto de caballeros), y el cuento parece que definitivamente le va a dar la vuelta a los cuentos de princesas… pero en el último momento decide casarse con el jardinero de palacio.

¿Por queeeeé? Llevaba una línea muy positiva, nos encantaba esta princesa que no es como las demás, nos apasionaba su afán de superación… pero finalmente sucumbe al momento boda. Entonces es cuando Jota, Eme y yo pensamos en finales alternativos. ¿Y si no se casa con el jardinero? ¿Y si decide ser una gran caballera e irse a luchar por otros reinos?

Así que ya sabéis, este cuento tiene un gran potencial para generar debate, que al final, es lo que en casa de las comecuentos nos gusta.